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¿Por qué oBscuro?

Su origen es del latin obscūrus, su significado es "lo que carece de luz". La RAE la considera sinónimo de "oscuro", y recomienda usar la forma más simple, entre ellas dos.
Pero la obscuridad humana, lleva una B en el medio. Es compleja, innecesaria, desmedidamente bella, suburbio de lo social. Y es momento de mostrarlo, crudo... así como vino al mundo.

sábado, 15 de febrero de 2020

Somos Uno (Especial del Día de los Enamorados)

Pasado el mediodía, la luz era tenue. El comienzo de la tarde tenía cierto halo mágico cuando los rayos del sol se colaban por entre las rendijas de la persiana, que estaba a media asta desde temprano para que no se caldeara la casa.

Rita caminó de la cocina hasta su cuarto, llevando un vaso con agua. Se sentó en la computadora, al lado de la ventana, y entró su mail. Tres mensajes nuevos. Una cadena, una oferta y el banco. Ningún admirador secreto, ninguna declaración de amor. Era esperable, no había conocido a alguien en los últimos meses.

Por qué ese momento de soledad y desazón, cubierta del silencio y la penumbra de la tarde, le traía un recuerdo tan vívido de su infancia. Tendría once años cuando, sentada en el mismo sitio, cerró los ojos por primera vez para viajar hacia su tan florida y lejana imaginación.

A raíz de las bastas lecturas que le ofrecía el novedoso internet, había podido encontrar respuestas a la telekinesis, al poder de la mente, al origen de las brujas, al por qué de la edad media y a un sinfín de ejercicios meditatorios que prometían viajar astralmente. ¡Y lo había conseguido! Había llegado a verse sentada haciendo los ejercicios respiratorios... ¿habrá sido real cuando viéndose con los ojos cerrados se paró frente a donde estaba su cuerpo y se tocó la nariz?

Una música le hacía recordar ese mismo momento. Era chica y curiosa. Era niña e inocente. Y aún creía en el amor. No había pasado lo de Alfonso, con sus rayes y su capacidad de destruir el amor propio ajeno; ni lo de Pepo y Ana, que la volvieron loca en un triángulo amoroso del que no quería ser parte. Todavía estaba Adrián vivo.

- Mierda, justo hoy... - pensó Rita, mientras entraba en medio del presente y el pasado como si viajara en subte.

Se fue al centro del living, frente a la ventana, con un cuarzo rosa y un palo santo. Uno en cada mano. Se sentó como si fuera un indio que se sienta frente a un fuego a honrar su naturaleza. No tenía encendedor. Fue a la cocina a buscar fósforos y volvió. Se volvió a sentar y cerró los ojos. Respiró hondo tres veces, soltando el aire muy lentamente.

Prendió el palo santo y el humo danzó delante de sus ojos. Arriba, abajo; al este y al oeste.

- Estoy cansada de estar sola...

Volvió a cerrar los ojos y se sumió en un trance profundo de vaivenes respiratorios que la hacían caer más profundo.

- Estoy cansada de estar... (inspiró)
- Solaaaaa... (expiró largo y tendido)

Eso fue lo último que escuchó. Después, su voz interna fue cambiando. Se escuchaba diferente. Era otro o era otra. Alguien que no conocía. Algo que había visto un cuerpo liviano, un cuerpo vacío, y se disponía a acompañar a ese alma en su viaje de vuelta, para no dejarla nunca más sola.


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