Una carrera que corro contra mí misma. Una búsqueda del tesoro que escondí hace tiempo y ya no recuerdo bien dónde está, o intento olvidarlo a cada paso para poder darle sentido al camino.
Camino que a veces me parece recorrido, y otras, lo veo tan desconocido que atenta contra mis propias certezas.
Es el intento obstinado de darme de lleno contra un buen pretexto que me haga dejar de ser yo misma, empezar otra vez a ser quien todavía no soy, pero que en algún pasado quise ser. Esa excusa será musa que dará rienda suelta a la cordura que me anida y así podes escribir un texto desatado, desenfrenado e inconexo. A la vez, que sea recatado, fiel a los hechos, que se entienda, se quiera compartir.
En algunas ocasiones, la musa renace de la noche como una luna llena; otras veces, como una noche sin estrellas; y, muchas otras, como un amor incomprendido, sobrevalorado. En varias ocasiones, cuando más la busco, esta doncella empedernida escatima todos mis intentos de hallarla para fundirse en el brillo de las hojas de los árboles, en el gris del pavimento, en el reflejo del cielo en el agua.
Es ahí cuando me inhibo, me pongo arisca, me encapricho. Ella es mía, sólo mía, aún cuando es todos los hombres, todas las mujeres, todas las disidencias, todas las criaturas vivas. Me pertenece cuando la poseo, y se desvanece cuando la pierdo. Deja de existir para mí y deja de ser para todos.
De repente, llega. Así, caminando atontada, malcriada, mimada. Despojada de cualquier prejuicio, inocente. De esa inocencia que molesta y lastima. Se acerca sin disculpar su ausencia, ni comentar cuánto tiempo se queda. Hay que estar con ella, aprovecharse de su inmadurez, usarla, ultrajarla. Y hasta parece contenta con su sonrisa aprobadora, provocativa, altiva y desafiante.
La veo de cabellos largos. Unas veces son ondulados; otras, lacios. Sueltos y enredados. Sujetos, bien peinados. Como una ninfa, siempre. Bella. Pide llamarla Amor. O Dolor.
No tiene límite ni vergüenza. No tiene cara ni sexo. Simplemente es ese pelo de ninfa descalza, sin cabeza ni pies. Y siempre libre e irresoluta, me desencaja.
08/02/2008
FE DE ERRATAS
Donde dice "aprovecharse de su inmadurez, usarla, ultrajarla", debería decir aprovecharse de su inmadurez, usarla, consentirla, encarnarla" o cualquier otra clase, fórmula de palabras que desestime por completo cualquier idea que avale el abuso sobre un cuerpo.
EXCELENTE!!
ResponderEliminar¡gracias! :)
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